El día 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la Mujer, una fecha que persigue reivindicar todo lo que queda todavía por hacer en cuanto a derechos igualitarios entre hombres y mujeres. Un aspecto en el que la arquitectura, diseño y edificación de viviendas ha profundizado en los últimos tiempos para crear espacios más adaptados a las necesidades reales de las personas que habitarán estos nuevos hogares.
En un momento en el que todos pensamos ya en construcción sostenible, ¿por qué no pensar también en la construcción de viviendas con perspectiva de género enfocada a conseguir el confort de todas las personas que viven en ellas? Olvidémonos de roles y pensemos espacios pensados para vivir y para disfrutar.
En definitiva, de lo que se trata es de humanizar la vivienda y adaptarla a la realidad que vivimos en cada momento.
Los roles de género en el diseño de viviendas
Las convenciones sociales tradicionales que se han impuesto a lo largo de la historia han venido asignando una serie de roles determinados a las personas en función de su sexo. Ciertos comportamientos, capacidades, pensamientos e incluso obligaciones se asocian históricamente bien a hombres o a mujeres. Por suerte, estas fronteras se han ido diluyendo con el paso del tiempo.
En el caso del trabajo, las mujeres han ido accediendo al mercado laboral ejerciendo profesiones remuneradas. Y, aunque son ellas las que continúan asimilando muchas de las tareas domésticas y de cuidados, los hombres se van integrando también cada vez más en estas últimas. Pero, por otra parte, cada vez nos encontramos a más personas que trabajan desde casa. Esto viene sucediendo muy especialmente desde la pandemia de Covid-19.
Esta situación ha hecho reflexionar acerca de la necesidad de integrar, dentro de la vivienda, espacios en los que podamos trabajar con espacios dedicados a las facetas más propias del hogar. O incluso espacios versátiles en los que los más jóvenes puedan estudiar y hacer los deberes.
Vivienda integradora pensada para las personas
Los espacios que habitamos determinan la manera en la que las personas nos relacionamos. Por eso, la distribución arquitectónica de una vivienda puede influenciar en la manera en la que se produce la convivencia de las personas.
Esta nueva forma de pensar el diseño de viviendas, pretende fomentar la conciliación familiar y también promover la corresponsabilidad en los cuidados de las personas.
El diseño y construcción de cocinas más amplias, por ejemplo, permitiría una mayor convivencia mientras compartimos las tareas entre el máximo de miembros de la familia que sea posible. Nada mejor que una buena conversación mientras se cocina.
También se propone una mayor integración de cocinas y salones en el diseño de la vivienda, para que la persona que esté realizando tareas domésticas pueda mantener una relación fluida con el resto de los miembros de la familia, cuidar de los niños mientras juegan, socializar con las visitas etc. De lo que se trata es de priorizar un único gran espacio de convivencia familiar, pero que también sea capaz de adaptarse al carácter más social de nuestros hogares.
Igualmente, los baños deberían tener el tamaño suficiente para que puedan utilizarlos más de una persona a la vez y, si en un domicilio hay más de uno, deberían ser todos de medidas similares, para optimizar el uso de todos ellos.
Por supuesto, como decíamos previamente, debemos pensar en que, para cada vez más personas, el teletrabajo se ha convertido en una realidad. Y en esa realidad combinar los momentos de trabajo doméstico, cuidados y profesión debe tenerse en cuenta a la hora de diseñar una vivienda.
La zonas comunes también se ven afectadas por este nueva forma de integrar arquitectura e igualdad. Más iluminación en las áreas comunes de los edificios, un diseño y construcción de espacios más diáfanos, evitando zonas ciegas, proporcionaría mayor seguridad a las personas. Pero además de pensar en la seguridad, debemos pensar en otras necesidades como espacios para carritos de bebés para las familias, para bicicletas, zonas infantiles y zonas sociales. No olvidemos tampoco la naturaleza, con la incorporación de jardines. Todos estos elementos ayudan a que las personas se relacionen mejor con el entorno y también entre ellas, creando así comunidad.
La arquitectura feminista sigue la estela del urbanismo de género
Pensar el urbanismo desde una perspectiva de género no hace más que seguir la estela de las últimas corrientes urbanísticas que plantean un diseño de ciudades más pensadas para la vida de las personas.
Muchos de estos cambios de los núcleos urbanos se han visto impulsados debido al Covid-19, unos años de pandemia en los que todos nos hemos replanteado nuestra forma de vida, lo que se está traduciendo en una aceleración de las ciudades sostenibles, objetivo 11 de los ODS 2030, y digitalizadas.
Hoy nos planteamos trabajar para que haya ciudades con servicios a un máximo de quince minutos a pie o en bicicleta de distancia desde el domicilio, o ciudades accesibles para personas de movilidad reducida. Por eso, también pensamos en un diseño urbano de igualdad, en el que todas las personas tengan la misma importancia.
En este urbanismo desde una perspectiva de género se tendría en cuenta la movilidad de todas las personas y también las facilidades para aquellas personas que se dedican a los cuidados. En definitiva, en lugar de determinar nuestras vidas en función del espacio urbano en el que nos movemos, que las necesidades de las personas sean las que determinen el diseño de las ciudades en las que viven. Exactamente la misma filosofía que se pretende aplicar a la distribución de las viviendas con perspectiva de género.
Diseños inclusivos de viviendas
Junto con la accesibilidad, la salubridad y la sostenibilidad se ha colado una cuarta pata que, sin duda, aporta equilibrio a lo que debe ser el diseño inclusivo de viviendas.
En una vivienda accesible se favorece la autonomía de las personas y, por tanto, también la disminución de tiempo de cuidados, lo que fomenta la igualdad. Del mismo modo, una vivienda sostenible está pensada desde el compromiso con el entorno, con la sociedad y para el bienestar de todos los miembros de la familia.
Tal y como venimos haciendo en los últimos años, proponiendo el diseño y construcción sostenible de viviendas, la integración de un punto de vista de género en la arquitectura nos acercará más a un futuro mejor para todos. En Quorania seguiremos trabajando en esta dirección y comprometiéndonos en lograr un sociedad integradora.